Entrega final. Parque temático.

Entrar en el mundo de Alicia es caer en lo onírico, por ello la entrada en el parque temático tenía que ser una caída, deslizarse por las rampas y túneles hacia un laberinto.

El País de las Maravillas es como diseñado por un Niemeyer sin límites; curvo, no tiene centro, pero es desordenadamente lógico.Es tan caótico en su interior como esféricamente perfecto en su exterior.

Cuando crees subir, bajas, y si te parece estar a punto de salir, alcanzas lo más profundo de él.Es Escher en cuatro dimensiones, con el tiempo jugando adelante.

Es un mundo en el que vemos a Alicia donde realmente solo es la sonrisa del gato Chesire, ¿Realmente?

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Aprendí tarde que el objetivo de la arquitectura es el arte. La belleza me intimida y la rechazaba. Me parecía una concesión, algo formal, elitista. Hoy dudo de todo, pero creo que la parte artística es fundamental porque el arte mejora al ser humano. Un lugar pensado para la gente hace mejor a la gente. Eso obliga a que los arquitectos nos desdoblemos. Debemos ser constructores, sociólogos y poetas.

Renzo Piano.

Diario de Clase: Última semana de clase

Esta última semana hemos continuado con el tema de Alicia, pero la técnica utilizada ha sido mucho más libre. Hemos mostrado las sensaciones que se pueden percibir en algunos momentos del relato, los cuales nos servirán para realización de plantas, secciones o exteriores para el parque temático sobre Alicia.

En esta clase, hemos dejado volar nuestra mano por encima del papel, introduciéndonos en un mundo que pasaba de la vigilia al sueño pasando por el ensueño.

A continuación, coloco las fotos que han sido fruto de todo el curso.

Diario de clase del 3 y 4 de Mayo: Alicia, su mundo, mis cuadros.

Después de la lectura de «Alicia en el País de las Maravillas», el jueves realizamos una lectura compartida, lo que nos ayudó a comprender, poco a poco, y de manera más profunda, el mundo en el que se hallaba. La historia se desarrolla, principalmente, en torno a tres momentos: la vigilia, la ensoñación y el sueño.

La historia comienza al borde del río. El tiempo se ralentiza, hace calor y está aburrida. Entonces aparece el conejo, que introduce un tiempo rápido que te lleva hasta la puerta de la madriguera. Al entrar cae, y este camino que recorre, es el que tarda en pasar del ensueño al sueño. En este proceso, de observan algunos elementos de la vida cotidiana, que son los que atan a Alicia con el mundo real.

Basándonos en esto, la clase del jueves se basó en hacer muchos dibujos rápidos en estado de vigilia.

Al ver el resultado del día anterior, se decidió probar con otro procedimiento, en el que liberásemos por completo el cuerpo. Para ello usamos tintas de colores y lejia, colocando el papel en el suelo.

Alicia en el Paìs de las Maravillas

Es una obra que me sorprendió la primera vez que la leí, y ahora, ha vuelto a hacerlo.

La primera vez lo vi como un cuento, un lugar extraño, un mundo nuevo en el que sucedían cosas extraordinarias, pero que, a fin de cuentas, me resultó verosímil.  ¿Un conejo parlante? , ¿y por qué no?.

Ahora la visión con la que he abordado el libro es diferente. Pero hay una cosa que no ha cambiado: la idea de un mundo nuevo. Es un lugar lleno de pequeños recovecos, en los cuales hay un modo distinto de habitar, de experimentar una sensación diferente.

Hay lugares desmesuradamente grandes o infinitamente pequeños, que a su vez son todo lo contrario. Cerrados, abiertos, llenos de personajes o totalmente vacios. Puede reinar el silencio o haber un estruendo ensordecedor…

Aunque, realmente, con todas las descripciones que encontramos, y las que genera nuestra mente, no llegamos a la idea de un espacio fijo e invariable, sino todo lo contrario. Es una especie de nebulosa en la cual se pueden intuir algunos aspectos, como puede ser la presencia de una casa, o la existencia de una puerta. Pero, ¿es realmente una puerta lo que visualizamos? Lo que podemos percibir es la idea de un elemento de comunicación, donde el espacio se hace totalmente continuo. Lugar en el que puedes decidir continuar o frenar, y la respuesta será totalmente arbitraria, puesto que este espacio habrá sido modificado por nuestra propia intuición. Es un espacio, donde todo es posible según se imagine, y por tanto la interpretación de las escenas que lo configuran son un mundo diferente para cada uno.

Lo único que puedo asegurar de este espacio es que es como una hélice. Te envuelve, haciendo de este mundo un espacio fluido, con sus aberturas y roturas, pero sin fronteras. Te atrapa, haciendo que formes parte del mismo, integrándote en cada pequeño pliegue.

Diario de Clase, 26 y 27 de abril: Desnudo bajando por una escalera, Marcel Duchamp

El cuadro de «Desnudo bajando por una escaera» fue realizado por Marcel Duchamp. Este se mostró en una exposición de Estados Unidos a principios del siglo XX y tuvo mucho éxito.

A diferencia del cuadro anterior, la figura está mucho más diferenciada del fondo. En este cuadro se pretende introducir el tiempo a través del movimiento de las figuras con distintos planos de la misma.

Se siguen observando espacios continuos, así como el degradado, siendo una composición que está entre el cubismo analítico y el sintético.

Se observa una pérdida de importancia del centro. Hay un germen que posibilita la expansión hacia el infinito, se puede coger una banda y repetirla infinitas veces.

El trabajo realizado esta semana se ha basado en la realización de dos dibujos influidos por este de M. Duchamp.

Primero hemos realizado unos bocetos, y después unos dibujos en un formato mayor.

Diario de clase:19 y 20 de Abril, EL PORTUGUÉS.

Cuando somos usuarios del mundo llevamos a cabo la actividad de reconocimiento. Previamente, hemos tenido una fase de lento conocimiento del mundo, del conocimiento de las convenciones y poco a vamos aprendiendo cosas más complejas.

Un cuadro, lo que tiene de convencional es el título, es la forma de traerlo al mundo que conocemos. Con ello se contrasta el cuadro y se suele experimentar una primera fase de frustración, confusión e incertidumbre al no reconocer lo que se ve.

En el cuadro del El Portugués de Georges Braque, la primera actividad que realizamos es la de intentar reconocer al portugués.

Poco a poco vamos viendo que no se trata de una figura cerrada, que no hay silueta que salga de un fondo, cosa que aprendemos a través de la cultura, separar la figura del fondo.

Para intentar reconocerlo, buscamos en nuestra memoria ciertos símiles que lo asocien con algo convencional, y vemos que no podemos asociarlo, porque es un proceso intelectual mayor.

Braque al hacer el cuadro pensaba en como pensamos las personas, que vamos agrupando miles de datos para configurar la realidad, y este, rompe con todos nuestros esquemas en esta creación, es una provocación.

Para reconocerlo, construimos un pre diagnóstico, y después lo dividimos en partes para ir comprendiéndolo mejor. De aquí llegamos a la conjetura de que es una persona humana y buscamos su cara. Una vez comprendido esto, y de haberse metido en el cuadro, te relajas y te sientes más cómodo.

Continuamos con un análisis de las partes. Hay una gran unidad cromática que hace que se confunda la figura con el fondo, habiendo unos tonos más oscuros.

Realiza un gesto repetitivo que recorre toda la obra, un movimiento de pinceladas horizontales y cortas que dan una gran unidad al cuadro.

El proceso, a través del cual ha sido creado este cuadro, comienza con una serie de bocetos. Se trata de un cuadro construido a un ritmo lento, donde los bocetos son los elementos más rápidos, que toman los elementos más importantes. Después se realizan una serie de grandes manchas que colonicen la superficie y al final se geometriza todo, dotándolo de los matices utilizando los colores claros y los oscuros.

El trabajo que hemos realizado tras el conocimiento del cuadro ha sido una copia del procedimiento, siendo más trivial, el resultado.

  

El viernes, al ver que el proceso del cuadro original no había sido comprendido totalmente repetimos el ejercicio.

Esta vez había que comenzar con las líneas principales, dotando poco a poco de color y ciertos matices que den lugar a un sistema de semiplanos, creando así un espacio continuo, del que la figura va diferenciándose del fondo.