Diario de clase:19 y 20 de Abril, EL PORTUGUÉS.

Cuando somos usuarios del mundo llevamos a cabo la actividad de reconocimiento. Previamente, hemos tenido una fase de lento conocimiento del mundo, del conocimiento de las convenciones y poco a vamos aprendiendo cosas más complejas.

Un cuadro, lo que tiene de convencional es el título, es la forma de traerlo al mundo que conocemos. Con ello se contrasta el cuadro y se suele experimentar una primera fase de frustración, confusión e incertidumbre al no reconocer lo que se ve.

En el cuadro del El Portugués de Georges Braque, la primera actividad que realizamos es la de intentar reconocer al portugués.

Poco a poco vamos viendo que no se trata de una figura cerrada, que no hay silueta que salga de un fondo, cosa que aprendemos a través de la cultura, separar la figura del fondo.

Para intentar reconocerlo, buscamos en nuestra memoria ciertos símiles que lo asocien con algo convencional, y vemos que no podemos asociarlo, porque es un proceso intelectual mayor.

Braque al hacer el cuadro pensaba en como pensamos las personas, que vamos agrupando miles de datos para configurar la realidad, y este, rompe con todos nuestros esquemas en esta creación, es una provocación.

Para reconocerlo, construimos un pre diagnóstico, y después lo dividimos en partes para ir comprendiéndolo mejor. De aquí llegamos a la conjetura de que es una persona humana y buscamos su cara. Una vez comprendido esto, y de haberse metido en el cuadro, te relajas y te sientes más cómodo.

Continuamos con un análisis de las partes. Hay una gran unidad cromática que hace que se confunda la figura con el fondo, habiendo unos tonos más oscuros.

Realiza un gesto repetitivo que recorre toda la obra, un movimiento de pinceladas horizontales y cortas que dan una gran unidad al cuadro.

El proceso, a través del cual ha sido creado este cuadro, comienza con una serie de bocetos. Se trata de un cuadro construido a un ritmo lento, donde los bocetos son los elementos más rápidos, que toman los elementos más importantes. Después se realizan una serie de grandes manchas que colonicen la superficie y al final se geometriza todo, dotándolo de los matices utilizando los colores claros y los oscuros.

El trabajo que hemos realizado tras el conocimiento del cuadro ha sido una copia del procedimiento, siendo más trivial, el resultado.

  

El viernes, al ver que el proceso del cuadro original no había sido comprendido totalmente repetimos el ejercicio.

Esta vez había que comenzar con las líneas principales, dotando poco a poco de color y ciertos matices que den lugar a un sistema de semiplanos, creando así un espacio continuo, del que la figura va diferenciándose del fondo.